GARGANTA DE ORDISO (BUJARUELO-HUESCA)

Este barranco esta situado en el parque nacional de Ordesa y monte perdido, mas concretamente en el valle de Bujaruelo. Para aproximarnos debemos de tomar una pista a la izquierda, de tierra que surge en el puente de los navarros y que cruza el río Ara (el que vamos a descender) y nos lleva hasta un parking que hay junto a la ermita de san Nicolás de Bujaruelo, donde una cadena ya nos impide el seguir con vehículo. 

Desde este punto deberemos continuar por la pista de frente cruzando una puerta metálica y al llegar a un desvío junto a una fuente tomar dirección derecha y tras cruzar un puente llamado de Oncins (final del barranco) seguir esa misma pista en ascenso hasta localizar tras caminar aprox. 50 minutos desde haber aparcado un salto de agua inconfundible por la derecha conocido como el salto del Pich momento en el cual habremos de acceder por la izquierda y de forma evidente al cauce del río. El agua estaba fría,siendo esto normal pues este barranco recoge aguas procedentes de deshielo de una manera directa. 

El caudal estaba muy fuerte, con mucha agua creando rebufos y remolinos en todas sus pozas. Se dice de este barranco que es perfecto para iniciarse en el descenso de aguas vivas, pero hemos de extremar las precauciones y lógicamente entrar con cierta experiencia y preparación física ya que esta catalogado como un barranco de nivel 5 con abundante caudal(tal y como lo bajamos)y nos requerirá una demanda mayor que en otros barrancos con caudales inferiores o menos vivos y nos deparara sorpresas en cada badina debiendo de estar atentos en todo momento.una vez nos hemos puesto el neopreno y el material correspondiente nos metemos en el agua para a los 20 metros salirnos del cauce pues ya encontramos la primera dificultad un par de badinas la primera muy pequeña pero con una cascada de agua sobre ella y se intuyen los rebufos y remolinos por la agitación del agua y la segunda de dimensiones mucho mas grandes en la cual observamos el mismo proceso de agua agitada y rebufos en la primera parte de la badina por lo que se debe grimpar por la roca por la derecha o por la izquierda para llegar a sendos saltos de 6 y 10 metros que salvan estas dificultades citadas, debiendo de realizar un salto largo adelante. 

Nosotros elegimos la opción de los 10 metros como una buena forma de tomar contacto, al caer al agua se debe nadar hacia el margen derecho para evitar la corriente que nos lleva a otro salto con iguales dificultades, por la derecha se observa en el agua rebufos y por la izquierda parece estar mas calmado pero hay un remolino que no nos gusto nada así que salvamos la situación grimpando por las rocas de la derecha y entrando en la badina al final donde la corriente era menor. 

Hasta el momento el día nublado y una temperatura reinante ambiental de 17 grados pero de golpe¡zas! lluvia, todo y que habían pronosticado buen tiempo. Decidimos continuar pues la lluvia es fina y el barranco corto (2 kilómetros) continuamos por varios resaltes sin importancia, pero que con la corriente te obligaba a cogerte a las piedras más grandes para frenarte y que no te llevara el agua. 

Llegados a la zona del puente colgante de Burguil, tenemos ante nosotros dos toboganes uno de 4 y otro de 2 metros que desembocan en una cascada en la se puede rapelar o saltar (si saltamos flexionar mucho pues hay poco caudal de agua). Decidimos montar el rapel. Existen dos, uno para poder salvar la cascada y otro justo por la derecha de la caída de agua que te deja en un resalte donde recoger la cuerda y saltar a un lateral de la badina ya con menos corriente. 

Entrados en este punto empiezan una serie de rápidos donde debemos estar atentos, ya que desembocan en pequeños resaltes donde se forman lavadoras y resulta difícil salir. Esto fue lo que me paso a mi, ya que en un momento determinado la corriente pudo conmigo y me vi inmerso en un sinfín de espuma blanca que me movía constantemente, obligándome a meter la cabeza y chupándome hacia dentro de la cascada con una fuerza que a pesar de lo pequeño de la poza me era imposible salir y cada vez me costaba mas coger aire. Decidí quitarme la mochila de la espalda y sumergirme para poder impulsarme con la roca y solo de esa manera pude salir. He de reconocer que fue un minuto dificultoso y tenso, en el que entiendes como a veces suceden accidentes, que pueden ser mortales, en lugares que aparentemente no se observa peligro.

Después del trance y de recuperar aire mientras las piernas dejaban de temblar, toca el momento de pensar en recuperar la mochila, pues se había quedado al igual que yo dando vueltas. Con la cuerda y una rama grande que había en el cauce lanzándola y con bastante pericia pudimos sacarla. Las cosas pintaban feas, teníamos el encajonamiento más pronunciado del barranco y un afluente de agua por la derecha con mucho caudal que nos complicaría las cosas, así como una torrencial lluvia sobre nuestras cabezas y después de haber sufrido el susto de la jornada decidimos tomar un escape por nuestra izquierda que tras subir ladera arriba poco mas de 5 minutos nos devolvió a la seguridad del camino de vuelta. 

La verdad es que mejor así, cuando las cosas se pueden complicar y los elementos no están a tu favor, el dejarlo para otra vez es una victoria, pues el barranco no se va a mover de donde está 

De vuelta nos conformamos admirando la cantidad y diversidad de fauna y flora que había y desde luego saboreando algunas, como las fresas silvestres de las cuales, el borde del camino estaba plagado. 

Llegados de nuevo al puente de Oncins, decidimos desquitarnos dando unos saltitos sin ninguna complicación que nos hicieron volver al coche algo mas satisfechos.