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COVA D'ANES 350m.- BELLVER DE CERDANYA

Hola amigos.
Me parece mentira, el volver a estar nuevamente delante del ordenador, me emociono incluso escribiendo estas líneas, tras haber vuelto a realizar una salida a la montaña, pues hasta tal punto se me llegó a complicar la lesión de los pies que realmente imaginé que nunca más volvería a ella, pues había días que prácticamente me era dificultoso a la par que doloroso hasta caminar por la urbe, por no mencionar el terrible mazazo psicológico de ver que tus sueños y forma de vida se desvanecen en el aire.
He de decir que tanto mi familia como amigos más cercanos me han apoyado y dado fuerzas para pensar en un futuro, pero tal y como os digo he estado a punto de cortarme la coleta.
Pues bien, ya vale de melancolía y pesadumbre y ciñámonos a la aventura que para eso concibo este Blog.
No podía ser de otra forma, más que una salida familiar, ni el calor, ni la distancia, ni "El cuando llegamos" me iban ha incomodar esta vez, los preparativos una vez tomada la decisión realizados con varios días de antelación y con aquel gusanillo en el estomago que tenía olvidado.
El lugar era lo de menos, digamos inclusive que hasta la actividad pues de lo que se trataba era de dar una recompensa como he dicho a mi entorno familiar y como no testar desde la base y a pasito de bebe como evoluciona todo.
Han sido dos meses y medio de baja donde al coco le da mucho que pensar y estoy muy feliz de poder contároslo.
La actividad elegida ha sido "Espeleología con niños" y para ello nos hemos ido a un clásico de la Cerdanya, La Cova d’Anes que con sus 350 metros de recorrido fácil por una única galería no deparan muchas sorpresas salvo las contemplativas y su piso llano facilita su deambular con la única precaución de prestar atención a no resbalar pues el suelo en la parte de la mitad al final esta cubierto de una arcilla húmeda que convierte a la roca caliza en una pista de patinaje, acentuado en algún punto por el trasiego más o menos continuado de visitantes.
Para llegar a su boca partiendo del entorno de Barcelona, cogeremos el cinturón del litoral dirección Lleida y al poco nos desviamos a la derecha dirección Girona-França para ir a buscar la C-16 que tras unos cuantos kilómetros nos lleva a cruzar el peaje del Cadí, tras el pago del mismo claro está.
Tomaremos entonces la dirección a la Seu d’Urgell por la N-260 y pasado la entrada al pueblo de Bellver de Cerdanya y estando atentos al kilómetro 198 de dicha carretera nos encontramos a mano izquierda un camping "La Solana del Segre" y a la derecha de la carretera una senda asfaltada que nos conduce en ligero ascenso en unos 200 metros pasando junto a una Serradora que nos queda a derechas hasta una curva a izquierda donde aparcaremos el coche en un lateral, observando una serie de caminos a derecha que salen en tierra ascendentes y cargadísimos de piedra suelta zigzagueando por la loma de la montaña de forma sinuosa.
En la misma carretera vemos una cruz roja en el quitamiedos que nos indica que no sigamos pues la carretera esta barrada unos metros más allá pues conduce por una pista muy cómoda hasta una cantera y esta prohibido pasar en coche, aunque es viable hacerlo a pie.
Se supone que el acceso original se realiza por esta senda tortuosa que va ganando altura por la ladera montañosa pero llevando niñas pequeñas y en mi caso una de tres años y en el estado que estoy hemos optado por el plan B.
Como digo tras pasar la barrera, el camino se pone fácil y salvo el achicharrante calor que nos golpea hoy, vamos subiendo sin complicaciones hasta llegar a una curva donde vemos unos "New Jerseys" de hormigón y una marca amarilla al inicio de una senda con arboleda por la cual nos internamos.
Si miramos asomándonos al terraplén por donde sube la ruta original vemos que no es terreno fácil, ha sido una buena decisión un poco más larga pero buena.
Aprovechamos un rato de sombra bajo los árboles y luego iniciamos ascenso por senda pedregosa con bastante pendiente donde poco a poco y siguiendo las marcas amarillas y rojas nos llevan a un replano más o menos pequeño y enfrente observamos la boca de la entrada con una verja abierta, casi oculta por la maleza.
El frescor proveniente de dentro es providencial hasta tal punto que al principio se agradece pero no esta mal llevar algo de manga larga liviana para más tarde que refresca.
El inicio está un tanto degradado y no es muy bello, caminamos cómodamente erguidos  hasta que un estrechamiento y una rampa descendente al rato nos dejan en otra puerta metálica también abierta, que nos transporta a una zona mucho más concrecionada que la primera con coladas, Estalactitas, estalagmitas, banderas, columnas….etc., la verdad que un paisaje que no me esperaba encontrar allí pues están las formaciones bastante bien conservadas y tanto su abundancia como grandeza hacen que disfrutes, teniendo la visión de alguien que algo de Espeleología ya conoce, pues imaginaos los ojos de mis hijas incrédulas y maravilladas por esas moles pétreas, todo eran preguntas ¿Papa, quien ha construido esto?, una vez que conoce la respuesta ¿Y como puede el agua formar esto?, en resumen una salida muy didáctica.
Aunque no es oro todo lo que reluce pues como he comentado la visita no tiene perdida pero nos reserva sorpresas, algún paso curioso (Ventana), grimpadas pequeñas, lugares donde deberemos de arrastrarnos, rocas resbalosas y la guinda un tramo de pozas ahora seco que se supera por la izquierda con la ayuda de cuerdas fijas que aunque deterioradas y envejecidas nos sirven de guía.
En este punto nos plantamos con las niñas pues no quería forzar dado que debería cargar con ellas y no estaba dispuesto ha hacerme mal así que Cristina valerosa y fuerte como siempre paso sola hasta el cercano final donde se puede leer una poesía en recuerdo a algún montañero que le tenia estima a la cavidad.
Paradita para reponer fuerzas y beber agua y volvemos a la inversa hasta la salida donde un rayo solar que se colaba por un agujero en el techo hace funciones de "Halo Celestial" enmarcando con su resplandor a Sofía.
En total  unas 2 horas y media entre foto, descanso y recorrido y algo más de 20 minutos de caminar por la pista hasta el coche que se convierte en 40 minutos si sumamos la ida.
En total una aventura inimaginable, os juro que disfrute del silencio de la cueva como si fuera la primera vez, por no decir de sentirme nuevamente realizado acompañado de mis seres queridos que se lo pasaron tanto o mejor que yo y además los pies más o menos bien, protegidos con unas "Keen" de horma muy ancha que es casi lo único que puedo usar.
¡No dudéis en visitarla! Os gustará.
Saludos.

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