Menu

CORREDOR SWAN AL GRAN ASTAZU 3071m. , 500m, AD, 85º- GAVARNIE (FRANCIA).

Cuando nos planteamos José, Jordi y yo la siguiente aventura, que no es otra que el ascenso a los Astazus(Gran Astazu 3071m.) por el Corredor Swan, un clásico invernal imprescindible por una Norte majestuosa de 500 metros de longitud con una calificación de dificultad de (AD) donde encontramos pendientes máximas en el cuello del embudo del inicio del corredor con tramos de mixto y hielo de 85º no podíamos albergar ni la más mínima idea de la belleza que íbamos a contemplar, de lo duro y dificultoso que hallaríamos el ascenso , ni de la extraordinaria longitud del retorno y por supuesto aun menos de las peripecias que pasaríamos para regresar sanos y salvos a casa.
El proyecto era ambicioso pues pretendíamos realizarlo en dos días completos a sabiendas de que iba a ser agotador, no tan solo por el tute en montaña sino también por los kilómetros de coche.
La partida la realizamos desde el entorno de Barcelona y nos dirigimos a cruzar la frontera a través de El Valle de Aran primero por la A-2 y posteriormente por la N-230.
La parada en Viella para saborear una típica "Olla Aranesa" y carne de la zona regada con un vino de Somontano (Señorio de Lazan reserva de 1999) ,parecía un obstáculo insalvable aunque el tiempo jugara en nuestra contra.
Una vez en territorio francés vamos en busca de la A-64 dirección Lourdes y desde esta localidad ya por carreteras locales dirección Gavarnie.
En total unas 6 horas largas de coche y aproximadamente unos 500 kilómetros.
Para aparcar en Gavarnie lo tenemos difícil pues todos los parkings parecen ser privados de Hoteles de la zona, aunque buscando encontramos a la izquierda  un lugar cerca de un edificio con una estructura anexa  similar a una estación de esquí.
Llegamos a última hora del día y las nubes y la puesta de sol sobre los muros de hielo de Gavarnie dejan una huella en mis retinas difícil de olvidar, lastima que nos tengamos que apresurar para llegar a la cabaña de Pailla lugar donde tenemos pensado pasar la noche y no podamos perder ni un minuto ni siquiera en catar semejante maravilla de la naturaleza.
Una vez aparcados y ataviados salimos recto dirección a la montaña por una vía que tiene una señal de prohibida la circulación de vehículos y que esta constituida en una senda asfaltada junto a las aguas y una serie de comercios locales al margen izquierdo,  al poco observamos con las últimas luces un cartel indicador de madera en amarillo que nos lleva a la izquierda por una senda pedregosa y embarrada en ascenso con indicaciones del refugio de Espuguettes .
El ascenso lo hacemos  por una senda acondicionada  en diferentes zig zags hasta salir del bosque donde iniciamos marcha y salimos a terreno abierto para siguiendo traza al poco encontrar la cabaña a unos 1900 metros en  un llano, habiendo empleado 1 hora y 30 minutos en el ascenso.
La cabaña la encontramos ya con el uso de frontal y ciertamente los doscientos metros de desnivel que nos separan del refugio de Espuguettes nos parecen insalvables en la oscuridad a si que teniendo en cuenta que es la manera más directa de atacar el corredor  y que no esta mal acondicionado encontrando incluso una tarima de madera con un colchón de latex de 150 cm, una chimenea con un tiraje excelente y madera para encender fuego, fue la razón suficiente para decantarnos por esta opción que ya contemplábamos en inicio y pasar la noche.
La temperatura nocturna oscilo  alrededor de los -4 grados centígrados y cuando sonó el despertador a las 04:30 horas no me lo podía creer a pesar de haber dormido decentemente con un saco liviano.
La aproximación al corredor la hacemos de forma directa tras desayunar  con alegría, encaramos con traza hecha subiendo por otro corredor previo  que en la oscuridad no parece tan pendiente como luego resulta y las palas finales se ponen tiesas con algún tramo de hielo hasta aproximarnos al glaciar y llegar a pie de vía, en total unas 2 horas 30 minutos desde la salida de Pailla.
El inicio del corredor se puede afrontar por la derecha e izquierda, nosotros lo hicimos por la derecha encontrando muy justa la entrada.
La nieve dura facilita la toma de contacto y montamos reunión en un cordino instalado en la roca a derechas.
Desde este punto iniciamos ascenso sobre tramo con hielo quebradizo que nos lleva hacia una  especie de cueva donde tenemos un trozo de cordino desgastado en un puente de roca a modo de reunión precaria, donde estamos resguardados al menos de momento de las constantes piedras que caen a gran velocidad.
La salida de este tramo donde se produce un estrechamiento en forma de embudo es la clave de la vía pues tenemos hielo poco estable  y poco grueso para poner un tornillo de hielo decentemente, molestándonos la mochila con la roca y hasta llegar a una cueva un tramo más arriba no hay ningún seguro fiable, superando un tramo de mixto.
Una vez en la cueva montamos reunión y nos reagrupamos, el corredor ofrece unas tres o cuatro tiradas más desde este punto agotando la cuerda donde encontramos instalaciones montadas con pitones y cordinos haciendo más seguro el ascenso.
En el momento que no hayamos más instalaciones debemos de montarlas nosotros si no nos vemos seguros o bien progresar en ensamble que fue la opción que adoptamos.
Encontramos un par de pasos justos antes de llegar al collado de salida encontrando cordinos otra vez para proteger el paso, en los tramos superiores.
Una vez en la cima del collado(2900m) las vistas y el sol eclipsan la mirada contemplando los metros ascendidos que nos han llevado alrededor de unas cinco horas por diversos problemas añadidos y nos paramos para recuperar aliento y admirar una muralla pétrea  enfrente que son los picos del Cilindro de Marboré y la Norte del Perdido…etc.
Los tres andamos cansados y la vuelta se estima muy dura, mientras los compañeros comen algo decido subir en solitario a mano izquierda al Gran Astazu  subiendo primeramente por la arista nevada de forma fácil y posteriormente al encontrar el paso barrado debo de descender por laderas inclinadas con nieve muy inestable y bordeando por fajas rocosas siguiendo fitas realizando varias trepadas fáciles pero aéreas y con una caída peligrosa para llegar a la cima 3071m.
La bajada se convierte en algo más expuesto que la subida por estar mirando la vertical y como digo no estar la nieve en condiciones, pero ha valido la pena.
Una vez reunidos nuevamente los tres descendemos del cuello y nos vamos por donde mejor vemos al fondo del valle girando a la izquierda dirección Pineta y al lago de Marboré, una vez en el lago observamos a nuestra izquierda la brecha de Tucarroya donde tenemos el refugio de mismo nombre, punto de inflexión donde afloran los demonios del cansancio y las pajaras debidas a la bajada de azúcar nos hacen debatir por renunciar al proyecto y pernoctar en este punto que esta perfectamente acondicionado con mantas, chimenea, leña, comida etc..
Nos asomamos detrás del refugio y vemos el corredor de descenso que nos espera que dado el estado se nos antoja muy difícil ya que tiene mucha inclinación y los musculos fatigados no sabemos como reaccionaran, sin pensarlo mucho nos lanzamos a bajar y pasado la mitad del corredor ya no parece tan duro al final viramos a la izquierda ascendemos un pequeño repechón y posteriormente en descenso y luego en llano con tendencia a la izquierda nos vamos aproximando al limite que nos propusimos para coronar antes de que se fuera la luz que no es otro que la Horquette de Alans otro cuello elevado que nos queda distante.
La nieve esta en tramos muy polvo y nos hundimos mucho haciendo más difícil la progresión en los últimos zig zags hasta llegar al cuello, que hacemos superando otro montículo por la izquierda.
Llegamos  justo antes de las 19:00 horas todavía poniéndose el sol al cuello, sabíamos que debíamos darnos prisa para bajar ya que nos quedaban  más de dos horas hasta el coche  y deberíamos tirar de frontal pero se nos planteaba un problema mayor que era una espesa niebla que ascendía desde el fondo del valle.
Una vez oculto el sol parece que la situación empeoró ya que la falta de visibilidad se acentuó y viendo el refugio de Espuguettes en la distancia a duras penas llegamos hasta él creándonos bastante incertidumbre.
Una parada nimia para tomar agua y pensar que hacer ya que totalmente de noche la cosa cambia pues tan solo el localizar la traza de descenso nos resultó muy dificultoso, estábamos inquietos teníamos serias dudas ya que es un terreno que no conocíamos previamente y la niebla hacia que no viéramos en 25 metros de distancia haciendo de nuestros frontales ineficaces para tomar cualquier referencia, confusos y poco decididos iniciamos la bajada para buscar la cabaña de Pailla donde habíamos dejado los sacos de dormir la noche anterior y los enseres para cocinar.
Anduvimos  1 hora dando vueltas perdiendo la traza y alguna marca amarilla que vimos cruzándonos con otros huellas en direcciones diferentes y rastros de esquí sin encontrar la cabaña a pesar de estar en la cota de altura adecuada, nos plantamos y tomamos la decisión de volver a pasar la noche al refugio pues la opción de perdernos en medio de la noche con el frio y la niebla no era nada agradable, así que con dificultades volvimos por la traza de bajada y llegamos nuevamente a cobijo, tras más de 15 horas de ruta.
El refugio tenia parte libre con varias camas y literas pero para nuestro pesar solo 3 mantas finas, nos quedaba poca comida, alguna barrita y una sola cantimplora de 1 litro de agua que tuvimos que racionar.
Cenamos  algo y nos metimos a dormir sin saco y con solo la manta que comento con toda nuestra ropa calada de humedad, pasando una noche de perros debido al frio, durmiendo tan solo a trozos y con mucha tiritera.
Al menos pudimos avisar a las familias ya que justo delante del refugio había cobertura de Movistar y Yoigo de que estábamos bien y que pasaríamos la noche como pudiéramos y volveríamos al día siguiente.
A la mañana siguiente el cuerpo de los tres estaba entumecido, dolorido por el cansancio y alguno de nosotros ya teníamos síntomas de resfriado, no me quiero ni imaginar el hecho de tener que haber pasado la noche al ras…que temor.
Con la luz del día el solo asomarnos a mirar delante del refugio ya divisamos  en la distancia en línea recta descendente la cabaña de Pailla y bien seguro que debimos de andar cerca la noche anterior pero no tuvimos suerte, aunque el haberla encontrado tampoco nos garantizaba el volver al coche, pues todavía nos quedaba una odisea y mil posibilidades de perdernos, pero eso era ayer por la noche hoy con la luz y el sol todo parece apacible e indefenso así que tras recuperar nuestros bártulos en una hora más estábamos de nuevo en el coche en Gavarnie.
Pero no lancemos los cohetes al cielo que nos queda el regreso en coche que no es moco de pavo pero bueno al menos estamos sanos y salvos aunque con agujetas y algo resfriados pero no nos podemos quejar.
En definitiva una aventura espectacular con letras mayúsculas que nos enseña un aspecto más de la montaña y es que si ya sabíamos de antemano que cualquier imprevisto puede torcer una salida apacible y que nos enfrentamos a actividades que de por si tienen inherentes un riego debemos de tener los suficientes recursos (por suerte los tuvimos) como para solventar una situación que se puede tornar en accidente, pues esto me hace reflexionar si por cualquier causa no hubiéramos encontrado el refugio o aunque lo hubiéramos encontrado en la bajada nos hubiéramos perdido ¿Qué habríamos hecho?.
Llevábamos mantas térmicas y posiblemente hubiésemos podido construir algún refugio en la nieve que nos habría mantenido al menos en los 0 grados pero es una  situación que espero no tener que enfrentarme nunca.
Ahora veo claro que aunque fuera un peso extra que aparentemente no necesitábamos los sacos no los tendríamos que haber dejado y si me apuras tal vez las pretensiones de hacerlo todo tan justo tendríamos que haberlas ampliado pero claro esta por nosotros estaríamos una semana en la montaña pero los deberes familiares y laborales nos llaman. Seguro que de esta situación algo hemos aprendido y nos hará ser más cautelosos.
Que el final de este relato no os desanime, pues este corredor clásico bien merece todos los sufrimientos dentro de una medida pues es irrepetiblemente bello, pero ser prudentes en la planificación de las jornadas a diferencia de nosotros que tal vez en dos días es mucho tute y tres seria lo acertado, haciendo noche en Tucarroya.
Saludos.

No hay comentarios:

¿Quieres que te avisemos de las últimas entradas?

Enter your email address:

Delivered by FeedBurner