No hay Espeleólogo que se precie,
que no desee visitar las cavidades emblemáticas del Sur de Francia.
La razón reside en varios factores concurrentes, entre los que se encuentran; obviamente la variedad, la riqueza de Espeleotemas, y sobre todo, por una presencia notable de Aragonito, que en formas caprichosas adornan paredes y techos.
La razón reside en varios factores concurrentes, entre los que se encuentran; obviamente la variedad, la riqueza de Espeleotemas, y sobre todo, por una presencia notable de Aragonito, que en formas caprichosas adornan paredes y techos.
El nivel de conservación y
protección en estas cavidades es notable, lo que hace que nuestras visitas en
muchas de ellas, deban de realizarse acompañados de un Guía, que supervise
nuestro deambular por el interior. No de una forma tosca y seca que coarte nuestra
libertad, sino más bien, en pos del beneficio de la colectividad, para mantener
intacta las maravillas que albergan. Debiendo de movernos en ocasiones por entornos con profusión de formaciones y espacios reducidos por tramos delimitados, donde no nos podemos salir para no ocasionar, en un descuido, un
accidente fatal que deteriore las maravillas que vamos a visitar.
En la Región del “Aude”,
relativamente cerca de “Carcassonne”, se encuentra la cavidad conocida como “Gouffre
Geant de Cabrespine”, siendo conocida también por su entrada natural como “Lo
Gaugnas”.
Posee un recorrido en la actualidad, cercano a los 25 km aproximadamente.
Posee un recorrido en la actualidad, cercano a los 25 km aproximadamente.
La cavidad se conoce desde el
siglo XVI, pero no es hasta 1968 que se empiezan a realizar exploraciones concienzudas
y descubrimientos importantes por parte del (SCA) “Caving Club de Aude.
El enmarañado trazado de esta
cavidad, nos permite distribuir nuestra visita en diversos sectores, debiendo
previamente contactar con el administrador de la cueva y donde desde luego, si
tenemos algún contacto previo, nuestro salvoconducto para visitarla siempre nos lo hará algo más fácil y beneficioso.
También posee un tramo acondicionado
como turístico, al cual no hay problema para acceder, previo pago de la entrada, que oscila entre los 10 euros por persona.
Para llegar a ella, saldremos
desde el entorno de Barcelona, por la AP-7. Cruzaremos la “Jonquera” y seguiremos
diversas autopistas francesas, dirección Carcassonne.
Luego nos dirigimos hacía “Mazamet”, lugar donde decidimos pernoctar, en una agradable casa típica de la zona, dónde nos trataron divinamente; no tan solo por su hospitalidad, sino también por su yantar y descanso que fueron fantásticos.
Luego nos dirigimos hacía “Mazamet”, lugar donde decidimos pernoctar, en una agradable casa típica de la zona, dónde nos trataron divinamente; no tan solo por su hospitalidad, sino también por su yantar y descanso que fueron fantásticos.
Al día siguiente nos tocó
ira a buscar por carreteras de montaña, en poco menos de una hora, la localidad
de ”Cabrespine”, donde los carteles indicadores hacen que no tengamos
perdida.
La cavidad se abre en la región natural conocida como la “Montagne Noire”. Nosotros accedimos por la misma zona turística y nada más pasar la puerta de acceso, pudimos contemplar una sala inmensa de unos 80
metros de sección por 150 metros de altura.
Vamos descendiendo la gran sala, a través de una serie de andamios
muy bien predispuestos, confeccionados con escaleras y pasamanos, para ir a buscar el río subterráneo.
Nos movemos por un entorno
gigante y precioso, que nos hace ir admirando formaciones de calcita con coloraciones
excepcionales. Tras descender varias escaleras prefijadas, damos con el agua
del rio, que recorre aproximadamente unos 6 kilómetros hasta que se pierde en
un sifón.
El agua esta fría, pero se
agradece, pudiendo llevar para la visita, aquellos que lo deseen, una botas de
agua. En mi caso particular con las botas de barrancos y unos calcetines de
montaña me vasto.
Pasamos por varias galerías siempre
marcadas por el agua, entre las que se encuentran "Las galerías de los Esquistos”,
las de los “Gours”, etc….
Vemos coladas muy fotogénicas sobre nuestras cabezas y enormes concreciones redondeadas de color naranja llamadas la “Calabaza”. Pisolitas de un blanco puro y un entorno magnifico, que va amenizando nuestros
pasos.
Nuestra intención es visitar la
sala “Capdevila”, uno de los rincones más recónditos de la misma y bellos al mismo
tiempo.
En nuestro deambular llegamos sin
querer, a una zona conocida como el “Picnic”, donde una fuente natural de aporte
de agua filtrada nos hará enriquecer nuestro gaznate, eso sí cuidado aquellos que
seáis sensibles a los cambios de agua o al hecho de que este fresca, pues puede
cortaros la digestión y entorpeceros el caminar, tal y como le paso a Josep y
Magda.
Desde este punto nos queda
sortear algún tramo profundo de agua con algún saltito y varios tramos de pasamanos
de cuerda, donde nuestras bagas de anclaje nos vendrán tremendamente bien, así
como el uso de unos peldaños predispuestos para ayudarnos.
Realizamos un giro en el río y la bóveda por donde caminamos se
estrecha. Vamos en busca del ascenso hasta la
sala “Capdevila”. Para ello, a mano derecha, subimos por pendientes de barro que
nos harán restregarnos bien para no patinar, hasta localizar una cuerda fija
ascendente, dividida en varios fraccionamientos, que nos ayuda a subir por un
tramo que resbala bastante y donde el “Puño” e inclusive el “Croll” no nos vendrán
mal.
Finalizado este ascenso, nos
encontramos con un pequeño caos de bloques donde, debemos de sortear varios
tramos, también resbalosos, que nos dejan ya al final y junto a una cuerda horizontal (que usaremos después para acceder al tramo izquierdo) en la parte más bella del
recorrido.
Esta zona es divina, consta de
dos tramos; uno a la izquierda que será mejor que visitemos el último y uno a la derecha, que será el que nos dejará con la boca abierta nada más llegar…
Las coladas blancas, el
aragonito, banderas, grandes Gourgs, ahora secos, macarrones de tamaño gigante…nos
dejaran literalmente sin habla.
La parte izquierda es mejor, pues
formaciones como, “La Cigüeña, la Bailarina, el Colibrí, el Peine, etc…” nos dejarán
sin fuerzas y como nos descuidemos, sin baterías en la cámara de tanto uso.
Además, en esta última zona, veremos un “Gourg”; cuyos bordes ahora secos, dejan a la vista una especie de
Espeleotema en forma de copa de color amarillento, único en el mundo.
No me explayo más, pues es
imposible explicar lo que allí vimos. Mejor os enseño algún vídeo y fotos en
conjunto de la salida, que serán seguro más explícitos…
En total estuvimos en el interior unas 8 horas y 30 minutos aproximadamente de ida y vuelta, para recorrer unos 3 kilómetros y medio, un total de 7 miembros:
Jordi Lloret, Josep Herrerías, Juan Ramón, Magda, Michel, Marion y el menda, que aprovecha para saludarles desde aquí.
Jordi Lloret, Josep Herrerías, Juan Ramón, Magda, Michel, Marion y el menda, que aprovecha para saludarles desde aquí.
Saludos.
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