Cuenta la leyenda que en el siglo XII, un pastor de Gavà, encontró una talla de madera, bellamente decorada que representaba a una "Verge"oculta en la oquedad de una cueva en la montaña y observando su encanto, decidió llevársela para enseñarla en el pueblo, cual fue su sorpresa que tras varios intentos la talla desaparecía una y otra vez de sus manos y volvía a la cueva.
Éste hecho sorprendió a todo el pueblo que decidieron que la talla debería permanecer en la cueva y que seria lugar de culto atribuyéndole poderes divinos y dando origen a su nombre " Verge de la Mare de Déu de Bruguers".
Se construyó una pequeña capilla de piedra, para poder orar y venerarla en un promontorio rocoso a escasos metros de la cueva donde se encontró.
Por aquel entonces el cercano Castillo d’Eramprunyà, atalaya defensiva, dado su enclave carismático y dominante que sirvió de bastión de defensa de ataques Musulmanes y de otros pueblos invasores fue adquirido por una noble familia Catalana los "Marc" destacando entre ellos un famoso Poeta Jaume Marc.
Esta familia no solo no respetó la leyenda si no que la promovió impulsando y construyendo un "Vía Crucis" y creando un orden religioso que velaba por el mantenimiento del lugar.
En el siglo XV la Guerra Civil Catalana destruyó tanto la capilla como el castillo y en la actualidad podemos encontrar otra capilla al inicio del camino en un replano, que conserva una parte datada del siglo XIII, pero que fue reconstruida y ampliada con el beneplácito de las instituciones de Gavà y Castelldefels en el siglo XVI y que albergó temporalmente la talla, hasta que finalmente tras volver a ser devastada y reconstruida nuevamente en el siglo XX debido esta vez a la Guerra Civil Española fue trasladada al Museo Diocesano, donde se conserva a día de hoy.
Una vez conocida la historia que rodea al lugar seguramente la ruta tendrá un mayor atractivo, para aquellos que decidan hacerla, aunque de por si tanto la orografía escarpada como la morfología de la roca( Gres, Arenisca) con tonalidades rojizas y la acción del viento que esculpió en estas rocas caprichosas formas y las vistas abiertas del cercano mar, Tibidabo y pueblos circundantes nos llenaran perfectamente una mañana.
Para iniciar nuestra ruta si salimos del entorno de Barcelona lo mejor y más rápido es coger la C-32 hasta la salida de Gavà-Barnasud, donde dejaremos el centro comercial a la derecha y continuaremos recto adentrándonos en el pueblo sin desvío alguno sorteando varias rotondas hasta llegar a la última que nos indica a la izquierda dirección a "Begues" por la BV-2041.
Recorreremos en coche unos 5 kilómetros aproximadamente de una carretera de montaña hasta estar atentos a la izquierda pues junto a una serie de restaurantes como ejemplo "Sol i Or" nace un parking donde poder estacionar el vehiculo, atentos al giro.
Enseguida vemos una rampa de cemento que nos sube hasta el replano donde se encuentra la actual capilla, que es un lugar magnífico para aquellos que deseen casarse con encanto. A escasos metros a la izquierda ya vemos la señal con un poste indicador del "GR-92" que tomamos y empezamos a caminar sorteando las primeras rocas, de pronto por la izquierda nos aparece una de las formas caprichosas que comentaba, "La Roca Foradada" que el viento labró a su antojo, pudiéndonos subir a ella con cuidado.
El camino continua sinuoso y en ascenso incidiendo un fuerte sol, aunque para protegernos de la vegetación arbustiva no nos vendrá mal llevar manga larga fina.
En varios tramos sobretodo si vamos con niños como es el caso deberemos de usar las manos para apoyarnos pero en general el camino estando atentos no es difícil.
Tras un rato de ascenso y de superar grandes bloques llegamos a una pineda que desemboca en un llano a los pies del Castillo con algo de sombra para hacer una paradita y beber agua.
Nuestra intención es visitar primeramente la "Cova" y posteriormente el Castillo, desde el llano debemos de continuar recto sin subir dirección al castillo, hasta localizar una senda poco marcada a la izquierda que nos va llevando por sendero tapado hasta alcanzar plataformas rocosas donde encontramos flechas esculpidas en la roca y alguna marca blanca y al poco descubrimos las ruinas de la capilla primitiva, estando ya muy cerca el acceso a la "Cova" para lo que seguimos unos metros y encontramos una losa de piedra plana donde hay una cruz metálica.
Aquí podemos parar para equiparnos pues actualmente el cable de vida que protegía el acceso ha sido saqueado y aunque para adultos no es difícil si vamos con cuidado, con niños la cosa cambia y me veo en la obligación de instalarlo yo.
Para ello porto conmigo dos cuerdas de Espeleología, un 50 y un 30 metros, así como varios mosquetones para los anclajes químicos que hay instalados, amen de los cascos y arneses para sujetar a las nenas.
El descenso se realiza por una canal que sale justo antes de acceder a la losa rocosa por su izquierda y desciende ayudándonos de ramas y raíces para después ascender nuevamente hasta la entrada, donde se grimpa un poquito, suerte de que llevo las cuerdas pues las niñas lo pasan formidable con toda la parafernalia montada y yo voy más seguro, aunque hay tramos que con el suelo húmedo pueden hacer que patinemos.
Una vez dentro encontramos un sinfín de ofrendas realizadas por aquellos que como nosotros la han visitado con anterioridad.
Tras contemplar las vistas, media vuelta, desmonto todo y volvemos hasta la explanada junto al Castillo, ahora si iniciando el ascenso hasta la valla que delimita todo su perímetro, ya que actualmente solo es posible visitarlo el segundo domingo de cada mes.
Cuando ya marchábamos oímos voces en su interior y gente que como nosotros lo estaban visitando pero ellos desde dentro, esperamos haber sus pasos y nos indican un punto por donde acceder.
Una vez dentro un fugaz "Tour" observando como significativo tumbas antropomorfas bien conservadas, un deposito de agua en la roca, los restos de la capilla de San Miquel d’Eramprunyà y el propio castillo con sus gruesos muros, estancias, caballerizas etc..
En fin un día pleno con aventura e historia, ya solo nos queda la vuelta hasta el coche, completando entre pitos y flautas unos 3 kilómetros largos de caminar en poco más de 4 horas.
¡Toda una aventura!
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